NUREMBERG: ITS LESSON FOR TODAY

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NOTICIAS – 15 Apr 2011

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Telenoche, ARGENTINA - 8 Apr 2011

 

NOTICIAS — 15 Apr 2011

La memoria y la propaganda

Los secretos del film sobre Nüremberg que realizó el Departamento de Estado norteamericano para desnazificar la Alemania de posguerra, contados por la restauradora e hija del realizador. Verdad histórica vs. realpolitik.

Por Malena Sánchez Moccero

Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos le encargó a su Oficina de Servicios Estratégicos buscar material audiovisual para usar como prueba en uno de los juicios más famosos de la historia mundial. El director John Ford lideraba el área de cine de la oficina y mandó al sargento Stuart Schulberg a Europa a buscar registros audiovisuales del nazismo. Su hermano mayor, Budd, también estaba en el ejército y acompañó a lo que sería un pequeño equipo de editores y escritores. Así surgieron los documentales “El plan nazi” y “El campo de concentración”, dos pruebas claves para contrarrestar a los veinticuatro criminales nazis que negaban sus cargos. Un tiempo después, se le encargó a Schulberg otro documental en el marco de la campaña de desnazificación de Alemania. Así fue como el director realizó “Nüremberg: Its lesson for today”, una película con filmaciones del juicio y material de los anteriores documentales. La película pretendía ser una lección para la humanidad, como dice la voz en off en su última escena: “Para que la gente se entere de lo que pasó y por qué. Una advertencia para los que lanzan una guerra (…) Los crímenes se pagan”. Un documental para fomentar la paz. Pero el trabajo sólo se proyectó en Alemania durante poco más de un año. “En 1949, cuando la película no se estrenaba en Estados Unidos, algunos periodistas empezaron a sospechar la censura de su propio gobierno. Cuando desde el diario “The Washington Post” empezaron a investigar, un miembro del ejército les dijo en off ‘los norteamericanos son tontos y necesitan tener un enemigo por vez. Ahora es tiempo de olvidar a los nazis y concentrarse en los rojos’”, relata la productora Sandra Schulberg, hija de Stuart y restauradora del film junto al documentalista Josh Waletzky.

En plena Guerra Fría, Estados Unidos prefirió no exhibir un material que mostraba que los soviéticos habían sido sus aliados durante la guerra y durante el juicio. “Con el Plan Marshall estaban alentando al resto de Europa a que vuelva a aceptar a Alemania como un vecino democrático y como un socio comercial. Entonces desde el gobierno pensaban que si mostraban la película suscitarían otra vez el odio hacia los alemanes”, explica Schulberg.

Además, algunos miembros del ejército estaban en desacuerdo con la idea de juzgar militares. “Para ellos, sentar en el banquillo a los militares era injusto, ya que recibían órdenes del gobierno civil. Y esto sigue siendo un problema hoy. Creo que Alemania aprendió mejor las lecciones de Nüremberg que cualquier otro país, incluso Estados Unidos. Hoy Alemania está a la vanguardia de apoyo a la Corte Penal Internacional, mientras que Estados Unidos ni siquiera es miembro”, piensa Schulberg.

50 años después. Sandra, aquella hija que Stuart tuvo con su esposa ni bien llegó de Berlin a París para liderar el equipo cinematográfico del Plan Marshall, está en la ciudad de Nueva York vaciando el departamento de su madre que murió hace unos días. En el mueble de la televisión encuentra unos rollos de película. Sandra trabaja hace tres décadas en la producción de cine de ficción. Cuando pone play para ver por primera vez “Nüremberg: Its lesson for today” no sabe, todavía, que esa película cambiará su vida.

El horror en blanco y negro. Bombardeos y destrucción en Europa. Pequeños niños con números tatuados en sus brazos y una voz en off que explica que serán asesinados porque no les sirven para trabajar. Ancianos alemanes matados por inútiles. Cuerpos desnudos y raquíticos apilados por soldados. Y después: el juicio de Nüremberg. Los alegatos de los criminales nazis, la interpelación de los fiscales y la sentencia final de los jueces: muerte en la horca, cadena perpetua, prisión por 20 años…

“Si yo hice esta restauración no fue para hacerle un homenaje a mi papá, ni a mi tío, ni al fiscal [Robert] Jackson, sino porque pienso que es un documento histórico importante y que tiene mucho que transmitir al mundo de hoy”, asegura.

Noticias: ¿Cómo fue convertirse de repente en la restauradora de un documental histórico escondido durante décadas por el gobierno de Estados Unidos?

Sandra Schulberg: Yo no era historiadora. Fui productora de ficción durante 30 años. Tuve que aprender mucho para hacer este trabajo. No quería hacer sólo la restauración, quería entender todo lo relacionado con el juicio de Nüremberg, y con la llegada del partido nazi al poder, y cómo reaccionó la gente en Alemania después de la guerra. Esos temas forman parte del libro que estoy escribiendo sobre lo que pasó con “Nüremberg: Its lesson…” y con las películas del Plan Marshall. Ahora quiero profundizar mi investigación sobre la justicia penal internacional. Por eso es muy interesante para mi venir a la Argentina y poder ir hoy al juicio a [Luis] Patti y de poder mostrar Nüremberg aquí. Estoy muy sorprendida por el interés que mostraron los periodistas. El tema de la película toca algo muy importante en la Argentina.

Noticias: ¿Hubo alguna respuesta ahora del gobierno de EE. UU. sobre aquella censura?

Schulberg: Ellos se están enterando ahora, no sabían nada de lo que había pasado, porque pasó hace 60 años. En la década del '70 la película estaba disponible al público en los archivos nacionales. Ahí se podría haber restaurado pero nadie lo hizo. Ahora estoy muy satisfecha de que el Departamento del Estado y de Defensa están apoyando la película, no con dinero, pero apoyando la salida de la película. El Secretario de Defensa vino a verla y me dijo que quiere que todos los centros militares en los Estados Unidos vean la película.

Noticias: Antes de encontrar la copia, ¿usted estaba al tanto del documental?

Schulberg: Sí, pero nunca la había visto. Me crié en ese mundo. Mi padre mantuvo varios amigos que conoció haciendo el documental y eran amigos de la familia. El problema y lo triste es que yo nunca había visto la película hasta después de la muerte de mi padre. Así que yo no pude hablar con él de la película. Todas las preguntas que tengo ya no se las puedo hacer.

Noticias: Cuando se presentó la película en Alemania, en 1948, ¿cuál fue la lección del ciudadano común alemán?

Schulberg: Junto con las copias encontramos el primer sondeo del público alemán después de ver la película. Mucha gente lo negó, dijo que eso no había pasado, que Alemania era un país civilizado y que la película era pura propaganda. Otros lo creyeron y se horrorizaron. Porque en el momento del juicio casi nadie tenía televisión y sólo sabían algo por lo que veían en las noticias que proyectaban los cines. Esta película fue la única manera de aprender lo que pasó. Había gente que decía que la película se mostraba demasiado pronto, que los alemanes no estaban preparados. Otros se indignaban porque uno de los jueces era ruso. Otros dijeron: ¿por qué nos están mostrando esta película si el juicio ya terminó hace dos años? ¿Por qué no miramos para adelante?

Noticias: ¿Qué siente cuando ve el trabajo que hizo su padre?

Schulberg: Cuando veo las imágenes lloro porque siento que ya conozco a esas personas. Hay escenas muy tristes sobre el trato que los nazis tuvieron no sólo con los judíos sino con toda la resistencia.

 

TIEMPO ARGENTINO — 12 Apr 2011

Tras 62 años de censura, llega la película del Juicio de Nuremberg

Por Juan Pablo Cinelli

En el marco del BAFICI se exhibe en la Fundación Proa la versión restaurada de Nuremberg: Its Lesson for Today, un documental que alterna escenas del proceso seguido a los jerarcas nazis, con testimonios de sus víctimas.

Entre las joyas inesperadas que este año trae el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires, sin lugar a dudas se cuenta la copia restaurada de Nuremberg: It’s Lesson for Today, el film oficial del gobierno estadounidense que registró el desarrollo del famoso enjuiciamiento a los sobrevivientes de la alta jerarquía del partido nazi alemán, al término de la guerra. La historia de esta película es por demás extraña, incluyendo las complejas vicisitudes que debieron atravesar sus responsables, y las intrigas y ocultamientos que soportó una vez terminada.

En su origen, esta película tuvo dos objetivos muy claros y complementarios: funcionar como prueba irrefutable de que el proceso iniciado a los jerarcas del nazismo había sido limpio y justo, pero también como lección para la humanidad. Se trataría entonces de un documental de registro, pero no exento de orientación y línea. Para ello se le encargó el trabajo a Stuart Schulberg, quien ya había sido el responsable en la tarea de recolección de material fílmico y fotográfico que documentara las atrocidades cometidas por los responsables del Reich alemán. De esa búsqueda habían surgido el documental El plan nazi, en el que durante cuatro horas se daba cuenta del modo en que el partido y su responsable, Adolf Hitler, habían ido ganando poder; y un segundo film, Campos de concentración, que compilaba en una hora las imágenes del horror. Ambos documentos fueron utilizados como prueba durante el juicio marcando un hito histórico, ya que fue la primera vez que se utilizó este tipo de material audiovisual como prueba en un proceso jurídico. Algunas de las imágenes de estos dos trabajos fueron utilizadas para apoyar la edición de Nuremberg: It’s Lesson for Today, dándole una fluidez narrativa y una contundencia que de ningún modo hubiera tenido si sólo se hubiera realizado con imágenes del juicio.

El montaje es el secreto de la película. Allí es donde residen su efecto y su ideología: en el hecho de que cuando se reproduce una declaración de Hitler, en la que dice que no quiere que “ningún perro inmundo” se entrometa en sus planes de guerra, esas palabras se escuchen sobre las imágenes del papa Pío XII y del presidente estadounidense Franklin Roosevelt. En ocasiones el recurso resulta involuntariamente cómico, tal es el caso de la seguidilla de declaraciones públicas del Führer en las que sucesivamente se declara amigo de Austria, Checoslovaquia, Dinamarca, Noruega, Holanda y Bélgica, apenas meses antes de invadir con diferentes clases de violencia a todos esos países. Todo está en imágenes, algunas de una crudeza que espanta. La película se estrenó en Alemania a comienzos de 1948 pero, curiosamente, nunca en los Estados Unidos. Una de las teorías para explicar el asunto es, como siempre, económica: que el pueblo estadounidense conociera ese material podía convertirse en un fuerte impedimento para los planes de la reconstrucción alemana, vía Plan Marshall.

Ver la película a casi 70 años de que ocurrieran los hechos que le dieron vida, no deja de producir efectos extraños. Porque si la película finaliza con una declaración de principios, en la que espera que su contenido (las atrocidades registradas, pero también el castigo ejemplar que se imparte a los acusados, entre quienes se contaban Hermann Göring, Karl Dönitz y Rudolf Hess) sirva como advertencia para aquellos que pretendan lanzar guerras de agresión en el futuro, hoy no se puede sino recordar tantas y tan lamentables incursiones bélicas que los propios Estados Unidos han iniciado o fogoneado. Nuremberg: It’s Lesson for Today, que se exhibe aquí con una copia restaurada por Sandra Schulberg, la hija del director, no deja de ser una interesante posibilidad para repensar aquel horror del pasado, desde los horrores del presente.

 

CLARIN — 12 Apr 2011

Mostrar lo indecible: el impactante filme sobre el juicio de Nüremberg

Beatriz Sarlo y la hija del director hablaron sobre el valor y el peso de las imágenes.

Las imágenes de la infamia caen como fotografías en un expediente judicial. En blanco y negro. Los prisioneros de los campos de exterminio, los prisioneros de guerra, los bombardeos, la destrucción de la vieja Europa. Caen las imágenes y se pegan con los alegatos de los criminales de guerra, la interpelación de los fiscales de las cuatro potencias vencedoras en 1945 y la sentencia final de los jueces: “Muerte en la horca” . De hecho, aquellas imágenes tuvieron valor probatorio y derivaron en condenas. Los títulos del final pasan lentamente. El aplauso del público se demora. Domingo a la noche, acaban de proyectar El juicio de Nüremberg en el auditorio de la Fundación Proa, en La Boca. Una de las cuatro funciones del documental, programadas allí en el marco del Bafici.

Auditorio lleno y encuentro con la directora de la restauración, Sandra Schulberg, moderado por Beatriz Sarlo. Antes de eso, se impone contar la historia de esta película. El filme original fue dirigido por Stuart Schulberg, padre de Sandra, en 1948. Era el documental de propaganda encargado por las autoridades estadounidenses para la campaña de desnazificación en Alemania y sólo fue exhibido en aquel país. No pasó a las salas de Estados Unidos porque uno de los fiscales era soviético. Es decir, la Guerra Fría terminó por congelar este celuloide y por llevarlo, desguazado, a unas cajas finalmente arrumbadas en un placard de los Schulberg, en Nueva York.

Stuart Schulberg murió en 1979. Recién en 2003 Sandra, acomodando placares, se topó con los positivos del filme. Criada en Francia y en Alemania, ya en aquel momento era una reconocida productora de largometrajes independientes. En ese papel, decidió que había llegado la hora del estreno mundial de la vieja película en blanco y negro. Aunque sería necesario restaurarla, porque estaba considerablemente estropeada. Manos sobre el negativo y première exitosa en la versión 2010 del Festival de Berlín.

Regreso a Proa.

Sarlo rompe el estupor de la sala –las imágenes no contribuyeron al aplauso habitual en estas ocasiones– para destacar justo eso: la potencia de lo que se vio. Desde el público silencioso podría leerse algo así como la conservación de la potencia de lo sagrado , de lo que no debe ser profanado. Y sin embargo las imágenes se muestran en el filme, aunque con pudor, como prueba jurídico-documental de lo indecible . Se muestran.

El gran tema que pone sobre la mesa la ensayista argentina es la pregunta de Susan Sontag sobre si las imágenes de la tragedia se gastan o no, y su afirmación en el libro Ante el horror de los demás : lo importante no es la respuesta a la pregunta, lo importante es tener esas imágenes. Y surge la inquietud por los que ven por primera vez la reproducción cinematográfica del horror. “Estas son imágenes que mi generación conoce bien, pero para alguien de 15 años que las ve por primera vez, tienen la misma novedad que cuando se difundieron entre los alemanes, y a ellos les resultaba difícil creer que eso hubiera ocurrido allí nomás”, toma partido Sarlo, confirmando el valor de la prueba documental , aunque sin criticar la estética negativista, basada en la prohibición de mostrar las imágenes del horror. “Es una discusión abierta”, subraya.

Queda espacio para una intervención de Sandra Schulberg, que señala el carácterantibélico de la película. Según ella, los acusadores pusieron el acento en la guerra y la ruptura de los tratados internacionales como condición de posibilidad de los más atroces crímenes. “Es la guerra la que permite que se cometan crímenes masivos contra la población civil”, enfatiza. Y destaca que no fue casual que el filme terminara con estas palabras del fiscal estadounidense, Robert Jackson: “Que Nüremberg sirva de advertencia a todos los que planean y lanzan una guerra agresiva”.

La película también descubre una herida que al terminar la guerra comenzaba ades-suturarse . La sutura había sido provisoria y anticipaba la Guerra Fría. “Las imágenes llevan las heridas del momento en que son montadas y editadas. Y en esta película hay una cicatriz pequeña de la historia. Hay dos planos breves, uno dedicado a la firma del pacto de Munich y otro al Molotov-Von Ribbentrop. No se dice quién firmó el pacto de Munich, dado que lo hizo Gran Bretaña. Sí se explicita que el de Molotov-Von Ribbentrop lo firmó la Unión Soviética. Esas son heridas que uno aprende a leer. Por eso las imágenes tienen su aura, porque le permiten a uno ver esas cosas”, destaca Sarlo. Termina la defensa de la imagen, el silencio en la sala no se disipa.

 

Ñ MAGAZINE — 10 Apr 2011

Mostrar lo indecible: el impactante filme sobre el juicio de Nüremberg

Beatriz Sarlo y la hija del director hablaron sobre el valor y el peso de las imágenes. "El juicio de Nüremberg" muestra los campos y lo que pasó en los tribunales que juzgaron los nazis.

POR ADRIANA CARRASCO, ESPECIAL PARA CLARIN

Las imágenes de la infamia caen como fotografías en un expediente judicial. En blanco y negro. Los prisioneros de los campos de exterminio, los prisioneros de guerra, los bombardeos, la destrucción de la vieja Europa. Caen las imágenes y se pegan con los alegatos de los criminales de guerra, la interpelación de los fiscales de las cuatro potencias vencedoras en 1945 y la sentencia final de los jueces: “Muerte en la horca” . De hecho, aquellas imágenes tuvieron valor probatorio y derivaron en condenas. Los títulos del final pasan lentamente. El aplauso del público se demora. Domingo a la noche, acaban de proyectar El juicio de Nüremberg en el auditorio de la Fundación Proa, en La Boca. Una de las cuatro funciones del documental, programadas allí en el marco del Bafici.

Auditorio lleno y encuentro con la directora de la restauración, Sandra Schulberg, moderado por Beatriz Sarlo. Antes de eso, se impone contar la historia de esta película. El filme original fue dirigido por Stuart Schulberg, padre de Sandra, en 1948. Era el documental de propaganda encargado por las autoridades estadounidenses para la campaña de desnazificación en Alemania y sólo fue exhibido en aquel país. No pasó a las salas de Estados Unidos porque uno de los fiscales era soviético. Es decir, la Guerra Fría terminó por congelar este celuloide y por llevarlo, desguazado, a unas cajas finalmente arrumbadas en un placard de los Schulberg, en Nueva York.

Stuart Schulberg murió en 1979. Recién en 2003 Sandra, acomodando placares, se topó con los positivos del filme. Criada en Francia y en Alemania, ya en aquel momento era una reconocida productora de largometrajes independientes. En ese papel, decidió que había llegado la hora del estreno mundial de la vieja película en blanco y negro. Aunque sería necesario restaurarla, porque estaba considerablemente estropeada. Manos sobre el negativo y première exitosa en la versión 2010 del Festival de Berlín.

Regreso a Proa.

Sarlo rompe el estupor de la sala –las imágenes no contribuyeron al aplauso habitual en estas ocasiones– para destacar justo eso: la potencia de lo que se vio. Desde el público silencioso podría leerse algo así como la conservación de la potencia de lo sagrado , de lo que no debe ser profanado. Y sin embargo las imágenes se muestran en el filme, aunque con pudor, como prueba jurídico-documental de lo indecible . Se muestran.

El gran tema que pone sobre la mesa la ensayista argentina es la pregunta de Susan Sontag sobre si las imágenes de la tragedia se gastan o no, y su afirmación en el libro Ante el horror de los demás : lo importante no es la respuesta a la pregunta, lo importante es tener esas imágenes. Y surge la inquietud por los que ven por primera vez la reproducción cinematográfica del horror. “Estas son imágenes que mi generación conoce bien, pero para alguien de 15 años que las ve por primera vez, tienen la misma novedad que cuando se difundieron entre los alemanes, y a ellos les resultaba difícil creer que eso hubiera ocurrido allí nomás”, toma partido Sarlo, confirmando el valor de la prueba documental , aunque sin criticar la estética negativista, basada en la prohibición de mostrar las imágenes del horror. “Es una discusión abierta”, subraya.

Queda espacio para una intervención de Sandra Schulberg, que señala el carácterantibélico de la película. Según ella, los acusadores pusieron el acento en la guerra y la ruptura de los tratados internacionales como condición de posibilidad de los más atroces crímenes. “Es la guerra la que permite que se cometan crímenes masivos contra la población civil”, enfatiza. Y destaca que no fue casual que el filme terminara con estas palabras del fiscal estadounidense, Robert Jackson: “Que Nüremberg sirva de advertencia a todos los que planean y lanzan una guerra agresiva”.

La película también descubre una herida que al terminar la guerra comenzaba a des-suturarse . La sutura había sido provisoria y anticipaba la Guerra Fría. “Las imágenes llevan las heridas del momento en que son montadas y editadas. Y en esta película hay una cicatriz pequeña de la historia. Hay dos planos breves, uno dedicado a la firma del pacto de Munich y otro al Molotov-Von Ribbentrop. No se dice quién firmó el pacto de Munich, dado que lo hizo Gran Bretaña. Sí se explicita que el de Molotov-Von Ribbentrop lo firmó la Unión Soviética. Esas son heridas que uno aprende a leer. Por eso las imágenes tienen su aura, porque le permiten a uno ver esas cosas”, destaca Sarlo. Termina la defensa de la imagen, el silencio en la sala no se disipa.

 

PAGINA 12 — 9 Apr 2011

Un documento para la historia

Rodada durante el juicio de Nuremberg, la película dirigida por el sargento Stuart Schulberg estuvo –paradojas de la Guerra Fría– congelada durante décadas. Una minuciosa reconstrucción por parte de su hija Sandra permite ahora acceder a este testimonio.

Por Ezequiel Boetti

Si la historia es la antesala del mito, el Juicio de Nuremberg tenía, desde su misma génesis, todos los elementos para la perduración más allá de la coyuntura. Primero, porque no existían antecedentes exitosos de autoridades de un país o de una coalición victoriosa, en este caso los aliados, juzgando a los de la nación derrotada, Alemania. Segundo, porque el mundo necesitaba un ápice de cordura y raciocinio después de seis años de guerra y sesenta millones de muertos. Tercero, y quizá más importante, por el enorme valor simbólico de que veinticuatro jerarcas nazis se sentaran al banquillo e intentaran explicar lo inexplicable: la locura etnocentrista, el genocidio, los campos de concentración, sus incontables víctimas. Algunos de esos testimonios, junto con el cuantioso material de archivo recolectado por un equipo del ejército estadounidense comandado por John Ford (sí, el director de Más corazón que odio), conforman Nuremberg - Its Lesson for Today. La flamante restauración del film que Stuart Schulberg armó en 1948 para el Departamento de Guerra norteamericano se verá este fin de semana y el próximo a las 19 en Fundación Proa (Pedro de Mendoza 1929), en el marco de la actual edición del Bafici.

“El juicio y la película estaban destinados a tener un legado duradero en todo el mundo como un mecanismo para disuadir las guerras y los futuros crímenes”, explica la restauradora del film, Sandra Schulberg, entrevistada por este diario vía mail días antes de su arribo al Bafici para presentar el film. Más allá del vínculo filial, el interés por la obra de Stuart surgió recién en 2002, casi 25 años después de su muerte. “Se me acercó un profesor para preguntarme sobre el rol de mi padre como jefe de la Sección Cine del Plan Marshall. Ahí empecé la investigación y proyecté sus películas”, recuerda. Sin embargo, no era su primer encuentro con el cine. Una mirada a su filmografía muestra más de 20 años como productora y directora de finanzas en la industria cinematográfica (produjo Letras prohibidas, la leyenda del Marqués de Sade, entre otras). Esa sería una razón fundamental para embarcarse en un proyecto de trascendencia tanto cinematográfica como política y social. “Nunca se me hubiera ocurrido restaurar la película y tratar de lanzarla en Estados Unidos si no tuviera este trabajo –confesó el año pasado–. Pero pensé quién lo haría si no era yo, entonces me decidí. Ese parecía ser mi destino.”

Así comenzó el proceso de restauración de las obras de su padre, primero varios cortos del Plan Marshall y luego sí, la inédita Nuremberg - Its Lesson for Today. “No hay que olvidarse que la película era propiedad del gobierno porque se había hecho por encargo del Departamento de Guerra. La consecuencia más clara surgió cuando la prioridad política del gobierno pasó a ser la Unión Soviética. Durante el bloqueo a Berlín, a fines de 1948, la película era ‘políticamente incorrecta’ porque demostraba que los soviéticos eran aliados durante la guerra y el juicio. Además estábamos comprometidos para la reconstrucción de Alemania y el Departamento de Estado no quería recordarle a los estadounidenses lo terrible que fueron los alemanes”, argumenta Schulberg. Tuvieron que pasar más de sesenta años para la primera proyección pública en América del Norte, en el Festival de Cine Judío de Toronto, en abril de 2010.

El documental comienza con una contextualización de las condiciones geopolíticas a mediados de los ’30, cuando el nazismo se expandía a ritmo pandémico, antes de que un breve racconto por los seis años de guerra desemboque en la creación de uno de los procesos legales más importantes de la historia moderna. Juicio y película surgen casi en simultáneo. A mediados de 1945, después de meses de discusiones entre los popes aliados sobre qué hacer con los funcionarios alemanes apresados, se decidió no darles de su propia medicina y sentarlos en el banquillo del Palacio de Justicia de Nuremberg, uno de los pocos en buen estado que conservaba Alemania.

Ya el subtítulo (“una lección para hoy”) deja en claro las pretensiones de permanencia indeleble, de legado “perdurable para la humanidad”, según pedía el ministro de la Corte Suprema de Justicia devenido líder de la querella, Robert Jackson, uno de los máximos artífices del proyecto. Fue él quien le encargó a John Ford la recolección de material audiovisual en Alemania para incrementar la evidencia aliada. El realizador envió a uno de sus subordinados, el sargento Stuart Schulberg, a recorrer durante cuatro meses los ruinosos archivos del Tercer Reich.

Acompañado por su hermano Budd, no fue muy difícil saciar a los querellantes. Los nazis no sólo habían montado una maquinaria de exterminio humana aterradoramente sincronizada, sino que se vanagloriaban retratándola. La compilación de todo ese material se plasmó en los films El plan nazi y Campos de concentración, a la postre tendales de la estrategia aliada por el tremendo impacto de sus imágenes: era el horror nazi en primera persona. “Esa fue decisión de Jackson. Cuando se encontraron los registros pensó que la mejor oportunidad para condenar a los nazis era usando sus propios documentos en su contra. Sabía que la defensa haría todo lo posible para impugnar el testimonio de los testigos oculares, por lo que tenía mucho más peso utilizar documentos escritos y filmados. La orden era que cada fragmento sirva para ilustrar o apoyar alguno de los cargos contra los procesados”, explica la restauradora.

Las consecuencias negativas fueron menos visibles. El tiempo insumido para la edición le impidió al sargento Schulberg alzarse la cámara durante el juicio, complicando la segunda parte del pedido de Jackson y las ínfulas imperecederas de todo el proceso. La tarea pasó entonces al Cuerpo de Señales y Comunicaciones. Inexpertos en el manejo de cámaras, filmaron poco más de veinticinco horas, haciendo de la orden del discípulo de Ford una misión ciclópea. ¿Cómo narrar diez meses de juicio con un puñado de rollos como material? Fácil, ilustrando el horror de la guerra con imágenes del material recogido en el trabajo de campo.

Esa búsqueda de impacto le imprime a cada uno de los fotogramas cuidadosamente encadenados –atención con las imágenes clericales y religiosas– el sello de esa rara simbiosis artístico-política del cine de posguerra. Por eso un análisis pide a gritos la reubicación temporal en 1948, cuando el dispositivo cinematográfico era menos una manifestación artística que un portador y magnificador de un mensaje siempre unívoco, y donde la vociferación narrativa, las imágenes ampulosas y el tono acusatorio eran moneda corriente. Una visión desde el siglo XXI, sesenta años e infinidad de fílmico y resmas después, arroja una sensación de déjà vu. “Creo que Alemania aprendió mejor las lecciones de Nuremberg que cualquier otro país, incluso Estados Unidos. No quiero que la gente vea esta película como otro clavo en el ataúd nazi. Hoy Alemania está a la vanguardia de apoyo a la Corte Penal Internacional, mientras que Estados Unidos ni siquiera es miembro”, opina quien ve en el subtítulo elegido por su padre una profunda carga profética: “Nuremberg sentó las bases para todos los juicios posteriores por crímenes de guerra, de lesa humanidad y genocidio. Depende de todos nosotros sacar las lecciones para hoy”.

 

DIARIO LIBRE — 19 Nov 2010

La restauración de El juicio en Nüremberg

Sandra Schulberg, hija del director, mostró el filme ayer en la UASD.

De Alfonso Quiñones

La cinta original El juicio en Nüremberg ha estado prohibida durante 60 años en los cines de Estados Unidos. Su director fue Stuart Schulberg, quien tuvo que hacer una versión especial -no tan cruda- para poder ser mostrada al público norteamericano."Esto se debió a que al gobierno no le convenía mostrar en toda su crueldad lo visto en el juicio que sentó precedente legal para los derechos humanos", -según dijo a Diario Libre, Sandra Schulberg, hija del director, y restauradora.

"La película tiene una vigencia asombrosa, ya que ese juicio sirvió como precedente para juzgar a los culpables de lo ocurrido en Yugoslavia; y de todos los casos de lesa humanidad que se presentan", argumentó.

Sandra fundó la IFP en 1979, la mayor organización de cineastas independientes en los Estados Unidos. Enseña Financiamiento y Co-producción de Largometrajes en la Universidad de Columbia. Como productora tiene a su haber la nominada al Oscar "Quills"; "Waiting for the Moon", ganadora del Gran Premio de Sundance; la primer co-producción de Estados Unidos, Alemania y China "Shadow Magic," y dos ganadoras de la Cámara de Oro de Cannes, "Alambrista" y "Northern Lights".

Invitada al Festival de Cine Global, mostró ayer la cinta que restauró en el Auditorio Pedro Mir de la UASD.

 

INCIDENCIA DEMOCRATICA — 14 Oct 2010

Margarita Carrera. Los principios de Nuremberg

Sabíamos de las crueldades que se llevaron a cabo principalmente en la era de los 80, cuando gobernaban militares que enfrentaban a la guerrilla guatemalteca. Una vez caían en sus manos, culpables y sospechosos, que luchaban por la libertad, eran conducidos a una especie de infierno que se llamaba La Isla, en la zona 1 de la capital. Millones de documentos daban a conocer los nefastos crímenes; documentos hallados por casualidad en un lugar cerca del edificio de la Policía Nacional. Actualmente, Miguel Ángel Albizures ha traído a la Asociación de Periodistas de Guatemala, APG, un documental que también nos ha dejado sin habla. Ahora se trata de la Premier Latinoamericana El Juicio de Nuremberg, “Restauración Schulberg/Waletzky”. El documento que se nos enseñó es un resumen de su contenido: “El primer juicio de Nuremberg, que duró de noviembre de 1945 hasta octubre de 1946, es quizás el juicio más importante y más dramático de la civilización. Enterrado y olvidado durante 6 décadas, se puede decir que el documental Nuremberg, restaurado por fin, es uno de los documentos fílmicos más importantes nunca antes visto. Nuremberg cuenta cómo los fiscales internacionales construyeron su caso contra los criminales de guerra nazis, presentando como pruebas sus propias películas y sus propios registros, de los nazis. El juicio estableció los ‘principios de Nuremberg’, base para todos los juicios posteriores por crímenes contra la paz, crímenes contra de guerra y crímenes contra la humanidad. La restauración de Sandra Schulberg y Josh Waletzky usa el audio original del juicio, lo que permite escuchar a los acusados y las voces de los fiscales por primera vez. Esta restauración fue posible gracias al apoyo del Archivo Nacional de Holanda, a Steven Spielberg, entre otras instituciones e individuos. La película termina con las palabras del fiscal Robert H. Jackson: ‘Que Nuremberg sirva de advertencia a todos los que planean y lanzan una guerra agresiva”. Estas palabras trascienden las décadas desde entonces y hacen de Nuremberg una película sorprendentemente contemporánea”. (PL)

 

EL PERIODICO — 13 Oct 2010

"La Humanidad no ha aprendido las lecciones..."

Sandra Schulberg, quien rescató el documental “El Juicio en Núremberg”, dice que urge un proceso de reconciliación en Guatemala que aprenda de Alemania.

Louisa Reynolds

¿Cómo fue recibido el documental en 2009 en Estados Unidos y Jerusalén?
– Temía que la gente pudiera decir: “¿Quién necesita otra película sobre los nazis?”, pero fue realmente impactante. También fueron interesantes las reacciones cuando se mostró por primera vez, a finales de los cuarenta. Unos afirmaban que el documental llegaba tarde; otros, que el mundo no estaba preparado para eso; y otros, que era propaganda y que no creían que las imágenes de las atrocidades fueran reales. También decían que toda Alemania debía verlo.

¿Qué lecciones hay para Guatemala en este documental?
– El mundo entero, no sólo Guatemala, puede aprender de Núremberg porque allí se estableció el nuevo campo legal de la justicia internacional.

¿Es posible que Guatemala siga un proceso similar a la “desnazificación” alemana?
– En Alemania el esfuerzo de educación lo condujeron los Aliados, no los alemanes. El caso de Guatemala se asemeja más al de Sudáfrica después del apartheid, ya que ese país tuvo que realizar su propio proceso de verdad y reconciliación. De igual manera, en Guatemala no debiera haber ningún actor externo involucrado. Pero hay que asegurar que el proceso se mantenga respetuoso y pacífico, lo cual le exige mucho a la sociedad.

¿El mundo ha aprendido las lecciones del Holocausto?
– El hecho de que los jueces en Núremberg creyeran que iban a impedir que volvieran a cometerse esa clase de atrocidades, es triste, porque seis décadas más tarde se siguen cometiendo. La Humanidad no ha aprendido las lecciones del Holocausto y seguimos matándonos por diferencias étnicas y económicas.

¿Eso incluye al Estado de Israel, acusado de graves violaciones de derechos humanos contra el pueblo palestino?
– Sí, cualquier país que se encuentra en un papel de superioridad militar corre el riesgo de cometer estos crímenes.

 

PRENSA LIBRE — 13 Oct 2010

El juicio de Núremberg

Hoy será la premier para Latinoamérica del documental El Juicio de Núremberg, en la Sala Efraín Recinos, del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias.

POR LUCÍA HERRERA

La presentación estará a cargo de Sandra Schulberg, hija del director del documental, Stuart Schulberg.

Esta producción relata cómo los fiscales internacionales construyeron su caso contra los criminales de guerra nazis, presentando como pruebas sus propias películas y registros.

Durante una conferencia de prensa efectuada ayer para dar a conocer su estreno en el país, Sandra Schulberg comentó que este documental es importante, porque el juicio de Núremberg ha sido uno de los más trascendentales y dramáticos de la civilización. Estos fueron desarrollados en la ciudad alemana de Núremberg entre 1945 y 1946— y en ellos se sancionaron las responsabilidades de dirigentes, funcionarios y colaboradores del régimen de Adolfo Hitler.

De la producción

“Este trabajo se dio a conocer ampliamente por toda Alemania y fue un paso fundamental para la reestructuración del país luego de la Segunda Guerra Mundial”, agregó Schulberg.

Julio Solórzano Foppa, promotor de cultura, dijo que este trabajo es un ejemplo de lo que se necesita en Guatemala para construir una nación renovada.

¿Cuándo y dónde?

La proyección será a las 19 horas, en el Teatro Nacional. Entrada libre.

Los boletos pueden adquirirse en Acude —1a. calle 4-10 zona 3, colonia Bran—; La Casa Cervantes —5a. calle 5-18 zona 1—; Luciérnaga —3a. avenida 6-51, zona 1— y Librería Sophos —Plaza Fontabella zona 10—.

 

SIGLO XXI — 13 Oct 2010

Se estrena en Guatemala El juicio de Nuremberg

El documental que muestra uno de los juicios más dramáticos realizados después de la Segunda Guerra Mundial se exhibirá del 13 al 15 de octubre.

Carla Natareno cnatereno@sigloxxi.com

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Europa comenzó la reconstrucción de sus ciudades. Y dentro de ese proceso se realizaron juicios en Alemania para condenar los delitos cometidos por los principales oficiales nazis.

Stuart Schulberg tuvo la visión de documentar en película el primer juicio en Nuremberg (que duró de noviembre de 1945 hasta octubre de 1946), que quizás es el más importante y más dramático de la civilización. “Aunque no había televisión, él consideró que era importante filmarlo para la historia, puesto que representa una evidencia que demuestra lo que sucedió”, comentó en conferencia de prensa Sandra Schulberg, hija del director de este documental. Ella se encuentra en el país para realizar la premier latinoamericana de este trabajo, después de ser restaurado.

Este filme se mostró por primera vez en Alemania entre 1947 y 1948, con la finalidad de que el pueblo alemán conociera los crímenes cometidos contra la humanidad durante el encuentro bélico y como parte de la campaña de desnazificación.

De acuerdo con Schulberg, se exhibió en las salas de cine de las principales ciudades europeas, puesto que las personas no sólo buscaban entretenimiento sino información sobre lo sucedido, pero los funcionarios del gobierno decidieron no permitir la exhibición de El juicio en Nuremberg en los cines estadounidenses por motivos políticos, ni en ningún otro país.

En EE.UU., periodistas del Daily Mirror, de Nueva York, y del Washigton Post,publicaron durante los últimos años de la década de los 40 artículos que cuestionaban por qué no se presentaba este documental en dicho país, y las teorías que respondían a estas preguntas argumentaban que “el pueblo americano era muy sencillo y que sólo podían retener un enemigo en la cabeza. Ya habían olvidado a los nazis y ahora tenían que preocuparse de los rojos (los comunistas)”, explica la hija del realizador, quien comentó que este trabajo pasó escondido en esa nación durante 60 años, pero tiempo después se logró proyectar en ese país.

El juicio en Nuremberg ya se ha presentado en los Festivales de Berlín, Nueva York y Jerusalem, y se planea mostrarlo en diferentes ciudades latinoamericanas. Pero “una de las razones para traer este documental (a Guatemala) es el hecho histórico que Alemania vivió para reconstruirse y que el pueblo alemán entendió que debía juzgar a los criminales nazis. El que se haya difundido en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial es parte de un proceso importante. Guatemala debería imitar esto, puesto que no se enseña lo que pasó durante el conflicto armado y el desconocimiento no permite entenderlo”, explicó Julio Solórzano, quien comparte amistad con Schulberg, y presta su voz para la narración de este trabajo.

A criterio de Solórzano, quien colaboró para que este documental se proyecte en el país, es necesario “encontrar los paralelos entre lo acontecido en el juicio de Nuremberg y lo que debe suceder en Guatemala con tantos juicios pendientes”. Además, hizo mención sobre las lecciones que puede dejar para el país este trabajo, y exigir juicios a los crímenes que se llevaron a cabo en el pasado, no sólo durante el conflicto armado, sino también en casos como el de cientos de guatemaltecos utilizados por EE.UU. como conejillos de Indias para experimentos médicos.

Entre los asistentes a la conferencia de prensa se encontraba también la escritora Margarita Carrera, quien cuestionó el motivo por el cual en Guatemala no se realizan juicios similares para condenar a genocidas que ahora “trabajan en instituciones gubernamentales”.

La historia tras el documental

Sandra Schulberg cuenta que el trabajo que realizó su padre afectó la vida de su familia. “Este documental tenía mucha influencia en casa, puesto que crecimos con este interés. No lo entendí en su momento, hasta que mi mamá murió. Descubrimos todos los archivos acerca de este juicio y empecé a entender lo que sucedió en Alemania, sobre la educación que hubo en este país y sobre esta valiosa evidencia histórica”, comentó.

Después de sus primeras proyecciones, y de permanecer escondido durante muchos años, el negativo original y los elementos de sonido de El juicio en Nurembergse perdieron o fueron destruidos. Fue así como se inició el proceso de restauración de este documental que se logró con el trabajo del Archivo Nacional de Holanda, el director Steven Spielberg y otras instituciones. “Lo importante de presentar este juicio es para que estos crímenes no vuelvan a suceder y no repetir estas acciones”, declaró la hija del realizador.

Durante su proyección, se podrá apreciar el audio original que permite escuchar los argumentos de los acusados, así como las voces de los fiscales. Su duración de 78 minutos permite conocer cómo fueron juzgados los principales cabecillas del nazismo. De acuerdo con Schulberg, de los 22 acusados, uno de ellos ya estaba muerto; así que sólo 21 se presentaron en la Corte; 3 fueron liberados, 10 ejecutados, 7 recibieron una condena en prisión y uno de ellos optó por el suicidio antes de ser ejecutado.

Mientras este documental contará con su primera proyección en América Latina, hoy en la ciudad de Guatemala, paralelamente en Washigton, representantes del Archivo Nacional De la Policía Nacional de Guatemala recibirán el Premio en Derechos Humanos Letelier- Moffit, que honra la memoria de este activista y al mismo tiempo reconoce a nuevos defensores de los derechos humanos en América Latina.

 

EL PERIODICO — 12 Oct 2010

El juicio de Núremberg

El documental estuvo desaparecido por la CIA.

Miguel Ángel Albizures

La cita es mañana, miércoles 13, en el Teatro Nacional, a las 7 de la noche, para enfrentar uno de los capítulos macabros de la historia de la humanidad, cuando millones de seres humanos fueron fríamente exterminados por el nazismo, que pretendía dominar el mundo, pero también para ver el momento en que los criminales se sentaron en el banquillo de los acusados para escuchar la sentencia de los jueces que demostraron, con pruebas fehacientes, su participación activa en el Holocausto.

No es un documental para que lo vea nada más la gente progresista, de izquierda o de la derecha moderada, que también buscan la aplicación de la justicia por todos los crímenes del pasado y del presente, es también para los dinos que niegan la verdad, para que se vean en ese espejo, para que reflexionen sobre su negro pasado, y repriman su actitud actual de querer silenciar a quienes hacen uso de su derecho de libre expresión o pretenden la transformación del país injusto en que vivimos, por otro más justo y humano.

Este mismo día que por primera vez en América Latina se presenta la película El Juicio de Núrembeg en Guatemala, el director del Archivo de la Policía Nacional, estará recibiendo el “Premio Internacional en Derechos Humanos Letelier-Moffitt 2010” que anualmente otorga el Instituto para los Estudios Políticos (IPS), con sede en Washington y con el cual ya fueron galardonados el Grupo de Apoyo Mutuo de Guatemala –1985– y Monseñor Álvaro Ramazzini –2002– por su lucha en defensa de los derechos humanos. El premio se instituyó a raíz del asesinato de Orlando Letelier y de Ronni Karpen Moffitt el 21 de junio de 1976, cuando agentes del dictador chileno Augusto Pinochet, hicieron estallar una bomba que habían colocado bajo su vehículo, y con la cual silenciaron sus voces y su lucha por los derechos humanos. El premio se entrega a los Archivos de la PN, “Por su valentía y creatividad en su lucha en circunstancias adversas, para defender los derechos y la dignidad del pueblo”.

El documental estuvo desaparecido por la Central de Inteligencia Norteamericana durante 6 décadas, hasta que fue rescatado y restaurado por Sandra Schulberg, que asistirá a la presentación gratuita del día de mañana, para explicar lo que representa. El fiscal Robert H. Jackson, uno de los jueces del tribunal termina diciendo: “Que Núremberg sirva de advertencia a todos los que planean y lanzan una guerra agresiva”. Desgraciadamente similares salvajismos se han repetido en el mundo, y el pueblo maya fue víctima de genocidio, sin que hasta el momento la justicia alcance a los criminales.

 

SIGLO XXI — 10 Oct 2010

Viernes 15

6 p.m. Cine – Foro: documental “El Juicio de Nuremberg”. Auditorio “René Poitevin”

El Juicio en Nuremberg, tendrá su Premier Lationamericana en Guatemala y será presentado por la hija del Director original, Sandra Schulberg, quien viaja especialmente para la ocasión.

El primer juicio de Nuremberg (que duró de noviembre 1945 hasta octubre 1946) es quizás el juicio más importante y más dramático de la civilización. Enterrado y olvidado durante seis décadas, se puede decir que el documental Nuremberg, restaurado por fin, es uno de los documentos fílmicos más importantes nunca antes visto. Nuremberg cuenta como los fiscales internacionales construyeron su caso contra los criminales de guerra nazis, presentando como pruebas sus propias películas. Foro con: Ramón Cadena, Claudia Paz, Julio Solórzano y Virgilio Álvarez.

 

EL PERIODICO — 10 Oct 2010

Mientras no haya justicia en Guatemala no habrá paz

El miércoles se estrena en Guatemala “El Juicio en Nuremberg”, el cual documenta el juicio de los nazis responsables de crímenes de lesa humanidad cometidos durante la Segunda Guerra Mundial.

¿De qué se trata el documental “El Juicio de Nuremberg”?

– El Juicio de Nuremberg se llevó a cabo inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial. Las potencias ganadoras enjuiciaron a los responsables de los crímenes que cometieron los nazis, no sólo en Alemania sino en todos los países que ocuparon. Duró nueve meses, durante los cuales el Gobierno norteamericano mandó a hacer una filmación, que es este documental, para que todos los alemanes supieran lo que había sucedido. Lo llamaron el proceso de “desnazificación” de Alemania. Pasaron esta película en todas las escuelas y todos los alemanes tuvieron que verla y asumir lo que los nazis habían hecho en otros países.

¿Cómo fue rescatado el documental?

– Esa película se destruyó parcialmente pero la hija del productor original, Sandra Schulberg, la rescató. La reconstruyó con unos US$200 mil y aportaron recursos, entre otros, los archivos de Holanda, Steven Spielberg y otros judíos de Estados Unidos. Apenas se rescató a finales de 2009, y este año se presentó en los festivales de Berlín, Nueva York y Jerusalén. La exhibición del próximo miércoles es la premier en América Latina. Ya viene subtitulada en español y yo hice la narración.

¿Por qué es importante presentarla en Guatemala?

– Aun antes de que se dieran las noticias de los experimentos médicos hechos por el Gobierno estadounidense con cuerpos de ciudadanos guatemaltecos, que es algo por lo cual condenaron a los nazis y que aparece en la película, quería mostrarla por tres razones: la primera es que los precedentes jurídicos de Nurem-berg son los que alimentan los juicios que nosotros llevamos en Guatemala, como los casos de genocidio y desaparición forzada. En segundo lugar, Alemania, cuando se encontraba destruida y desmoralizada entendió que para reconstruirse tenía que pasar por la justicia. Los culpables tenían que ser juzgados y condenados. Ese proceso no se ha dado aquí y mientras no haya justicia en Guatemala no habrá paz y seguirá la violencia. La gente tiene que entender la vinculación entre la impunidad que se generó alrededor de los crímenes de 200 mil muertos porque si no le pasa nada a alguien que mata a cientos de personas por qué van a creer que matar a uno o dos o a tres es condenable. En tercer lugar, el hecho mismo de que se haya hecho un documental y se haya pasado a toda la población alemana es algo que en Guatemala no ha sucedido. En Guatemala no se enseña en las escuelas qué fue lo que pasó durante el conflicto armado.

¿El precedente de Nuremberg puede facilitar las demandas de resarcimiento que puedan plantear los guatemaltecos afectados por los experimentos médicos?

– Las víctimas de esos criminales experimentos médicos tienen el derecho a la justicia y como parte de eso a un resarcimiento. Pero esa vehemencia con la que se ven esos casos debiera ser la misma que se tenga respecto a los miles de guatemaltecos que asesinaron durante el conflicto armado. Tiene que imperar la justicia no en unos casos sí y en otros no, sino siempre.

¿No será difícil exigir un resarcimiento cuando los experimentos se realizaron con la connivencia del Gobierno guatemalteco?

– Muchos gobiernos de Guatemala no sólo han estado de acuerdo sino que han sido directamente responsables de masacres y eso no los hace que gocen de impunidad. Son responsables. Es aún peor cuando individuos por razones ideológicas o de experimentación utilizan los instrumentos y los poderes del Estado para agredir a su propia población. El crimen debe ser condenado aún con más fuerza.

¿Cree que Estados Unidos esté dispuesto a resarcir a las víctimas?

– La actitud de búsqueda de justicia de Guatemala no debe de estar condicionada por si los Estados Unidos la van a ver con beneplácito o no.

¿No es incómodo que estos experimentos ocurrieran bajo el gobierno de Arévalo salgan a luz cuando se conmemora la Revolución de Octubre?

– Por supuesto. Como hijo de Juan José Arévalo me siento muy mal y quiero pensar que un humanista como él, que encabezó un Gobierno democrático, de haber estado enterado, jamás hubiera autorizado atrocidades como estas. De cualquier manera, hay una responsabilidad política porque fue durante su administración.

 

LA HORA — 8 Oct 2010

Premier latinoamericana de "El juicio en Nuremberg"

Redacción La Hora
lahora@lahora.com.gt

Después de presentarse con gran éxito en los Festivales de Berlín, Nueva York y Jerusalén de este año 2010, el recién rescatado y restaurado documental El Juicio en Nuremberg, tendrá su Premier Latinoamericana en Guatemala y será presentado por la hija del Director original, Sandra Schulberg, quien viaja especialmente para la ocasión.

El primer juicio de Nuremberg (que duró de noviembre 1945 hasta octubre 1946) es quizás el juicio más importante y más dramático de la civilización. Enterrado y olvidado durante seis décadas, se puede decir que el documental Nuremberg, restaurado por fin, es uno de los documentos fílmicos más importantes nunca antes visto.

Nuremberg cuenta como los fiscales internacionales construyeron su caso contra los criminales de guerra nazis, presentando como pruebas sus propias películas y sus propios registros. El juicio estableció los "principios de Nuremberg" -- la base para todos los juicios posteriores por crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

Este documental oficial del gobierno norteamericano fue ampliamente exhibido en Alemania como parte de la campaña de "desnazificación" en 1948 y 1949, pero los funcionarios del gobierno decidieron no permitir la exhibición de Nuremberg en los cines estadounidenses por motivos políticos, ni en ningún otro país. Con los años, el negativo original y los elementos de sonido se perdieron o fueron destruidos.

La restauración de Sandra Schulberg y Josh Waletzky, usa el audio original del juicio, lo que permite escuchar a los acusados y las voces de los fiscales por primera vez. Esta restauración fue posible gracias al apoyo del Archivo Nacional de Holanda, a Steven Spielberg, entre otras instituciones e individuos.

La película termina con las palabras del fiscal Robert H. Jackson: "Que Nuremberg sirva de advertencia a todos los que planean y lanzan una guerra agresiva." Estas palabras trascienden las décadas desde entonces y hacen de Nuremberg una película sorprendentemente contemporánea.

HISTORIA

Los Juicios de Núremberg fueron un conjunto de procesos jurisdiccionales emprendidos por iniciativa de las naciones aliadas vencedoras al final de la Segunda Guerra Mundial, en los que se determinaron y sancionaron las responsabilidades de dirigentes, funcionarios y colaboradores del régimen nacionalsocialista de Adolf Hitler en los diferentes crímenes y abusos cometidos en nombre del III Reich alemán a partir del 1 de septiembre de 1939.

Desarrollados en la ciudad alemana de Núremberg entre 1945 y 1946, el proceso que obtuvo mayor repercusión en la opinión pública mundial fue el conocido como Juicio principal de Nuremberg o Juicio de Nuremberg, dirigido a partir del 20 de noviembre de 1945 por el Tribunal Militar Internacional (TMI) (cuyo sustento era la Carta de Londres), en contra de 24 de los principales dirigentes supervivientes del gobierno nazi capturados, y de varias de sus principales organizaciones.

Otros doce procesos posteriores fueron conducidos por el Tribunal Militar de los Estados Unidos, entre los cuales se encuentran los llamados Juicio de los doctores y Juicio de los jueces.

La tipificación de los crímenes y abusos realizada por los tribunales y los fundamentos de su constitución representaron un avance jurídico que sería aprovechado posteriormente por las Naciones Unidas para el desarrollo de una jurisprudencia específica internacional en materia de guerra de agresión, crímenes de guerra y crímenes en contra de la humanidad, así como para la constitución, a partir de 1998, del Tribunal Penal Internacional permanente.

 

EL MIRADO — 5 Oct 2010

EL JUICIO EN NUREMBERG

[Restauración Schulberg/Waletzky]

Después de presentarse con gran éxito en los Festivales de Berlín, Nueva York y Jerusalén de este año 2010, el recién rescatado y restaurado documental El Juicio en Nuremberg, tendrá su Premier Latinoamericana en Guatemala y será presentado por la hija del Director original, Sandra Schulberg, quien viaja especialmente para la ocasión.

El primer juicio de Nuremberg (que duró de noviembre 1945 hasta octubre 1946) es quizás el juicio más importante y más dramático de la civilización. Enterrado y olvidado durante seis décadas, se puede decir que el documental Nuremberg, restaurado por fin, es uno de los documentos fílmicos más importantes nunca antes visto. Nuremberg cuenta como los fiscales internacionales construyeron su caso contra los criminales de guerra nazis, presentando como pruebas sus propias películas y sus propios registros. El juicio estableció los "principios de Nuremberg" -- la base para todos los juicios posteriores por crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Este documental oficial del gobierno norteamericano fue ampliamente exhibido en Alemania como parte de la campaña de "desnazificación" en 1948 y 1949, pero los funcionarios del gobierno decidieron no permitir la exhibición de Nuremberg en los cines estadounidenses por motivos políticos, ni en ningún otro país. Con los años, el negativo original y los elementos de sonido se perdieron o fueron destruidos.

La restauración de Sandra Schulberg y Josh Waletzky, usa el audio original del juicio, lo que permite escuchar a los acusados y las voces de los fiscales por primera vez. Esta restauración fue posible gracias al apoyo del Archivo Nacional de Holanda, a Steven Spielberg, entre otras instituciones e individuos. La película termina con las palabras del fiscal Robert H. Jackson: "Que Nuremberg sirva de advertencia a todos los que planean y lanzan una guerra agresiva." Estas palabras trascienden las décadas desde entonces y hacen de Nuremberg una película sorprendentemente contemporánea.

Esta presentación se llevara a cabo en:

Asociación de Periodistas de Guatemala -APG-
Jueves 7 de Octubre
15:00 hrs. (tres de la tarde)